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UN DÍA PARA RECORDAR

“Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra”

Salmo 46,9



Pienso que todo el mundo necesita días memorables.


En todo grupo humano es necesario vivir jornadas gloriosas para seguir adelante en su proyecto. Desde una familia, pasando por una empresa o un club, todos agradecen lo que podemos llamar un día para recordar. En este sentido, las parroquias no somos una excepción.


Cuando jugaba a balonmano, junto a mis compañeros, entrenamos horas a centenares e hice muchos sacrificios para mejorar y lograr llegar lo más arriba que pudiera en algo que me apasionaba. Y es que, como se dice en el Camino de Santiago, “sin dolor no hay gloria”.


El trabajo tuvo su recompensa: ganamos ligas en distintas categorías y campeonatos nacionales. Esos éxitos nos animaron para seguir poniéndonos las zapatillas y salir a la pista otra vez.


De manera parecida, en las parroquias trabajamos mucho para levantar comunidades vivas y renovadas. El día a día es la clave, pero hay jornadas que son memorables y dan sentido a todo ese esfuerzo.


En los equipos siempre hay los que se conocen como personas “de club”. Esos se caracterizan por sentir los colores, por estar para todo lo que haga falta, por cuidar a los que ya están y por acoger a los nuevos. Son personas entrañables, siempre suman y animan a que otros se sumen. Hacen equipo, los nuevos ven en ellos que estar ahí merece la pena, porque encarnan la esencia de lo que es ese club.


La Iglesia es mucho más que un club, pero siempre ha contado con esas personas “de club”, que la aman y que aman profundamente su parroquia; personas de mirada limpia, de sonrisa amable, de brazos abiertos, que quieren compartir su amor a Dios y a la Iglesia con alegría. Esos son los que suman y crean el futuro, los que hacen realidad los sueños de Dios. A todos vosotros, ¡MIL GRACIAS!


Si te gusta una Iglesia viva y joven, da un paso más. Si quieres gozar de una Iglesia “como Dios manda”, da un paso más. Si te gustan esos días para recordar, da un paso más. Entonces ya no verás que pasan cosas sino que harás que pasen.


Porque el mundo no se cambia pasando canales de TV, o viendo vídeos de YouTube o Tik-Tok, o enviando fotos y vídeos inspiradores por WhatsApp. Toma la mano que te tiende Jesús y la invitación que te hace la Iglesia. Implícate para que, en medio de la obra, haya muchos otros días para recordar.


¡Ánimo a todos! Feliz semana y que Dios te siga bendiciendo. :)


P. D.: Si te ha gustado el texto, dale al corazón que hay abajo a la derecha.

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